sábado, 10 de agosto de 2013

Que el miedo siga aplaudiendo o que el amor te bese en confianza


El era un modisto francés, nacido en la Paris de la post guerra, sus padres eran granjeros y a muy duras penas pudieron  pagarle los estudios para que lograse cumplir sus sueños de infante. Ahora ya grande difícilmente iba a verlos pues andaba con mucho trabajo vistiendo a mujeres de todo tipo: altas, bajas, flacas,  gordas, jóvenes o casi momias, feas o bonitas. "Total!" se decía a si mismo "Nadie se ha muerto de soledad y los viejos son fuertes". Quizás el siguiente mes  tendría mas tiempo para ser agradecido.  
Nada le importaba las historias de aquellas mujeres,  ni su gran y tan digna vocación de verse y ser como joyas, sino que pudieran pagarle su tiempo y los vestidos que para ellas creaba. Tampoco le importaba que sus  hombres hicieran grandes esfuerzos en pagar los gustos de sus amadas pues bien comprendía que a ellos únicamente les interesaba poder asistir a reuniones acompañados de las mejores perlas que este mundo les podía entregar "Hermosas Mujeres" y mejor aún para sus vanidades si otros hombres las deseasen para también poder colgarlas de sus brazos y con un poco de suerte y desenfado, quizás también hacerlas  suyas. Mientras se servia otro vaso de whisky pensaba: "A mas perlas poseídas, mas hombre se es." en tanto jugaba con la tapa de la botella, mientras revisaba su agenda telefónica. 
Al día siguiente, muy temprano, se hallaba sentado en el Café "Parole", mientras leía su periódico "New York Times", por supuesto que en el ingles que nada entendía , y en tanto esperaba a Yvonne, su próxima victima vanidosa, perdón, quise decir, su próxima cliente... también vanidosa. Pensó "todo hombre que lee este periódico mostrara éxito y eso es lo que importa." (Total! para la tristeza y la soledad siempre hay pastillas que ayuden a adormitar la conciencia). La verdad es que Yvonne venia retrasada pero el la esperaría.
Treinta minutos después, en tanto el periódico leído estaba al revés, sin que de este detalle se hubiera dado cuenta, llego la muy pero realmente muy hermosa Yvonne."Debe ser el, pues esta muy bien vestido" se dijo. Se acerco por detrás y le pregunto: " Pierre?", "Si, soy yo, tu debes ser Yvonne". Ella le respondió: "Si, soy Yvonne" en tanto bajaba la mirada de esos hermosos ojos  azules, sin comprender por que? y sin siquiera darse cuenta del periódico. El añadió: "Por la Torre Eiffel! si eres la mas hermosa de las mujeres que he visto  en toda  mi vida" dejando asomar esa sonrisa de quien tiene "todo controlado", mientras  visualmente le recorría  el cuerpo entero. La verdad es que tenia un cuerpo espectacular! Apenas escuchado tan galante saludo ella recordó  el jardín de niños al que asistió en Cuba, pues su papa fue Diplomático, y ella demasiado gorda. Recordó como sus compañeros, pues decir "amigos" seria exagerado, le llamaban " La Moby Dick" rodeándola en los recreos preguntándole como era el fondo del mar y si podía hablar como las ballenas?existían las sirenas? sin importarles que su llanto apagase el timbre del fin del recreo.   "Pasa algo?" pregunto Pierre. "No" le respondió ella mientras secaba esa atrevida y muy triste lagrima escapada de sus ojos en tanto que por tal acción, tropezaba con la silla.  "Perdón, lo que pasa es que la silla estaba fuera de su sitio" le dijo Yvonne. Los dos intercambiaron hipócritas sonrisas, El sin atreverse a decir: "Dios mio, pero que mujer mas distraída" (mientras también pensaba "que mirada mas dulce tiene" y mientras también recordaba que de niño soñaba en que la  mujer que seria su esposa debía tener esa mirada,  pues toda mirada transparenta el alma misma, mostrando las fibras más íntimas de lo que estamos hechos y lo que vio en Yvonne fue un mundo nuevo lleno de amor, ternura y tantas otras cosas hermosas), y ella, por su parte,  decía: "Pero que tonta soy" (en tanto quedaba  prendida de la tierna y a la vez segura mirada de Pierre, ni que decir de su sonrisa, pues con sonría compraba todo!).  Ninguno hablaría del "escape de la lágrima" y menos aún de tan especiales miradas. No! de ninguna manera! eso seria demasiado pues el solo quería hacerle el vestido y que ella le dijera:  "Es el vestido mas hermoso que me he puesto en mi vida" (prometiéndose no verla mas a los ojos pues solo quería escucharla decir eso y  no quedar atrapado en esa dulce mirada) en tanto ella solo buscaba que El le dijera: " El vestido es cualquier trapo en la piel de una mujer tan bella" (también prometiéndose  no dejarse atrapar por la mirada y sonrisa de aquel hombre).  Además, ambos quedarían mas contentos si el uno aplaudía al otro y viceversa. 
Sin darse cuenta se quedaron allí cerca de tres horas conversando. Hacia tiempo que ninguno se había sentido tan cómodo, a decir verdad, tan libre en compañía de alguien, pues se contaron de todo, al extremo que él le contó lo de sus padres granjeros y ella lo de su "niña gorda". Era magia pura!!! Luego, el reaccionó y despertó de ese hermoso y muy anhelado sueño, en rigor de verdad, escapó pues sintió mucho miedo, así que decidió  tomarle las medidas, quedando  en volver a verse, quince días después, en el taller de Pierre. Ella quiso seguir conversando pero no hizo ningún esfuerzo en retenerlo pues también temblaba de miedo. Vencidos los quince días volvieron a verse  un lunes, muy gris, pues la mañana era demasiado fría. Ella entró evitando con gran esfuerzo mirarlo a los ojos. "Aquí tienes, por favor pasa al otro salón y pontelo", indicó Pierre, sin también mirarla a los ojos pues no quería quedar atrapado por la dulzura de aquellos . Ella que además había madrugado para comprar con 70% de descuento  la mejor lencería pues quizá si en el probador El accidentalmente la viera tenia que saber que Ella solo vestía  cosas finas.
Ya en el salón se puso el  vestido y se quedo un largo rato mirándose en el espejo (en realidad casi una vida),  tiempo aprovechado por Pierre para ensayar una mirada al mentón de la mujer  y escapar de la dulzura de sus ojos. 
Salida ya del salón se acercó a Pierre quien tragando saliva por el miedo de aquella femenina mirada, la miro al mentón y le dijo: " El  vestido es cualquier trapo en la piel de mujer tan bella". Ella sonrió, lo que puso mas temeroso y ciertamente inseguro a Pierre, y respondió: " Es el  vestido mas hermoso que me he puesto en mi vida". Ambos sonrieron sorprendidos y aplaudieron, sintiéndose los seres mas felices del mundo.  Me imagino que con la misma alegría que sienten las focas cuando logran un pase perfecto de pelota en el circo, sin darse jamás cuenta que lo hermoso  no está en que la pelota rebote sino en la comunicación que se da entre ambos seres. 
Instantes después ella caminaba rumbo a su casa tratando de olvidar la mirada de Pierre pero acariciando tiernamente el bolso en el que llevaba el vestido,  en tanto este, quedaba en su taller esforzándose por no recordar la dulce mirada de Yvonne, respirando agradecido por la felicitación ganada por su trabajo, y ambos, sin saber lo del otro, alegres por los aplausos recibidos. Ya dije, como las focas.
Muchos años después un afanoso sepulturero llevo a sus cinco hijos y esposa a que conocieran su lugar de trabajo. Jean Paul, el mayor de los hijos, con apenas nueve años, pregunto: "Papa, de quien es esta tumba?" El le respondió: "Ah! mira aquí esta Yvonne, fue la modelo mas cotizada de Francia, murió soltera  y toda su riqueza fue dada al Gobierno". Añadió Jean Paul: "Y esta otra?que está a su costado?" El papá respondió: "Aquí está Pierre, el modisto mas famoso de Francia, creó la Escuela de Modas de París, murió soltero y toda su riqueza también fue a parar a manos del Gobierno".  Añadió: " Ambos fueron muy aplaudidos".
Sonrío Jean Paul y pidió, buscando la muy tierna mirada de su viejo: "Papa, tengo hambre, podemos ir a comer algo?" Sonrió el papa, observando la muy dulce mirada de su hijo: "Claro que si! vamos" mientras comenzaba a hacerle cosquillas, riendo ambos. Luego volteo, buscando a su esposa mientras trataba de seguir atrapado en la picara mirada de aquella,  rodeándola con sus brazos y besándola dulce y largamente. 
Yo, estaba sentado a unos pocos metros, muy atento a la escena, prendí un cigarrillo, totalmente reo de todas esas miradas. Me puse en pie mientras sigo buscando la mirada de aquella mujer a la que amaría por siempre y para siempre... Buscando aquella mirada en la que encontraría la respuesta a las inquietantes preguntas ¿de donde vengo? ¿ a dónde voy? ¿Para  qué he nacido? Y ¿por quién consumiría toda mi vida? ... Y Tu, querido lector, ¿qué buscas? ¿Aplausos o acaso el Amor? ¿dejarás que el miedo te atrape?... Esta historia continuará...  
pero en tu vida... 

1 comentario:

  1. Muy bello relato, que pone en tela de juicio la toma de decisiones en la vida, cuando lo que al parecer era sólo un efímero momento se traduce, en un antes y después en la vida de los personajes, que por un simple miedo de no sostener la vista cálida el uno hacia el otro, quizás se negaron la felicidad al no optar por el Amor. Excelente relato amigo Inquisidor sigue así iluminando mentes y corazones, te propicio éxito, te lo mereces de todo corazón.

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