domingo, 6 de octubre de 2013

Te odio! Mi amor (primera parte)

Sentado frente al espejo, y ademas de mis canas y de las arrugas que el tiempo ha grabado en mi rostro, cual sello recordatorio que mi cuerpo le pertenece, veo con suma atención mi mirada, observando como sí fuera una película cada una de las imágenes grabadas de lo vivido intensamente en estos tres últimos días. Adelanto que este escrito es el primero de lo que atrevidamente he llamado la saga de "Te odio! Mi amor".  Y es que ha sido tanto que necesito contarlo pues sino me ahogo y aunque parezca obvio, no quiero morir ahogado! en las olas de pensamientos y sentimientos. No habrá orden cronológico en la narración sino más que un sincero compartir según las experiencias me lo ordenen.
El marco de todos esos hechos es el secuestro de la unidad minera en la que trabajo por parte de una población vecina a nuestras labores. Como en todo secuestro, concurren actos ilicitos de quienes secuestran, actos violentos, en realidad, de muchisima violencia, amenazas contra la vida de amigos de trabajo y la mía misma. El viernes por la noche,  tuve que literalmente escaparme de en medio de la enardecida población pues, luego de cercarme con empujones,  afirmaron que me quedaba secuestrado. De esto trataré en otro escrito.
Hoy les hablaré de Eugenia. Ella es una señora de 83 años de edad y de un parecido inexplicable a mi difunta abuela, con bastón incluido. Ella me acompañaba por la trocha de 4 kilómetros que tuve que andar sin resguardo policial pues esa fue su exigencia para conversar conmigo. Tal trocha se encuentra además a 4, 800 msnm. Así qué dejando de lado el inmenso dolor de cabeza producido por la altura caminé con ella. Por qué lo hice? Pues porqué soy abogado y vivo arreglándole la vida a los demás. Esa es mi hermosa vocación: la de servir a La Paz y a la Justicia!
"Como esta inquisidor?" Preguntó dulcemente en tanto se esforzaba por esconder el odio con el que su afilada mirada atravesaba cada uno de mis mejores ánimos por escucharla. " Estoy bien" le dije, " contento de poder hablar con usted". Eso era verdad pues quería y necesitaba conversar con ella. Cuando por fin llegamos donde estaba la masa de la población me presentó ante ellos. Uno de ellos me reconoció y se ánimo a decir, quizá alentado por la necesidad de una buena vez irse a su casa, pues así se lo reclamaba el frío y quizá el llanto de sus hijos que nada sabían en donde se encontraba su papa (al igual que mis cachorritos propios). "Si el inquisidor está aquí entonces tenemos que estar tranquilos pues lo conozco hace varios años y el es un hombre leal" no tuve fuerzas para agradecerle el gesto pues la cabeza me retumbaba cual tambor de guerra. No obstante, apenas pude, aproveché el error de cálculo pues con sus palabras estaba legitimando mi presencia y tenía que explotar ello. No por afán personal sino por el hambre de paz y justicia que sostenían mi temeraria presencia. Entonces recordé aquellas enseñanzas sociológicas que dictaban presentarme como uno de ellos y me atreví a decir: "Carajo! De verdad que hace frío! Tengo el culo helado, más que el poto de muñeca hecha en China" se rieron a mandíbula desatada. "Ya ven! El es de los nuestros!... Traigánle aguardiente para que tome con nosotros". " Esta bien" respondí  "pero que sea tomando del pico de la botella como lo hacen los hombres" todavía se rieron más, mientras Eugenia sacaba de entré sus piernas una botella. "Chupe inquisidor! Chupe!" "a su salud! Eugenia hermosa! A su salud!" Alcancé a responder sabiendo que al tercer trago sacaría mi charango y me pondría a tocar con ellos reinvindicando  a los peruanos del Ande y en tanto le besaba la frente "muaaaaaa!!! es Usted igualita a mi abuelita..." Ella se puso más roja que bandera comunista y en tanto sus mirada  se volvía más aguda!...entonces se acercó a mis oídos susurrando " seré vieja Inquisidor pero no soy huevona!"... Puta madre! Y ahora que hago? Pensé en tanto instintivamente le volví a dar un beso pero esta vez en el cachete : "Usted no es huevona! El huevon soy yo! Por no haberme casado con usted! " a lo que se puso mas roja todavía. Contraataque: "Eugenia linda, hace un frío de la conchesumare!!! Los huevos los tengo congelados!" Ella soltó una risotada que detuvo al viento andino. "Puta madre! Inquisidor! Brindo por usted porque usted sí tiene cojones! Y sino los tuviera ya estaría arrojado varios metros por las faldas del cerro"... "No harías eso!  Eugenia" le retruqué "porque sabes que sólo quiero hacer las cosas bien! Y además porque me parezco a alguno de tus nietos!!!".... Nos abrazamos los dos y nos reímos sin que los demás supieran la causa de tan importante amor..."Amigos de la comunidad andina! Todos queremos irnos a nuestras casas pero ruego me perdonen pues nada más puedo hablar porque me cago de frío!!! Tengo las ideas congeladas! Pásenme más trago carajo!" El pueblo todo se murió de risa conmigo, mientras Eugenia, aquella mujer que tanto me odiaba por no ser como ella (en realidad por suponer que no era como ella), procedía a quitarse la chompa que tenía abrigándola y me la entregaba generosamente... Quedé sin atinar a nada, al igual que todo el pueblo. "Tome Inquisidor, es para que se abrigue!" Entonces fui expulsado en el tiempo cuando tenía seis años y mi abuelita me brindaba una taza de avena caliente con sus ojos llenos de amor, volví a mirar sus ojos chiquitos, su piel arrugada cual mapa del tesoro, su andar pausado al ya saberse portadora de las respuestas a todas las preguntas fundamentales de la existencia humana (quien soy? De dónde vengo? Y a donde voy?)... Ya no tenía porque andar apresurada (quizá como tu sí andas querido lector, quizá como aun ando yo). Entonces lleno de vergüenza por las lágrimas que habían tomado entera posesión de mi rostro solo atiné a a abrazarla! En ese dulce abrazo ella entregó su espada! y yo mi vida. Pensé entonces que el odio y el amor son una decisión voluntaria y no un estado insalvable de las circunstancias.Ella al comienzo me odiaba y luego término queriéndome como a un nieto y yo como a mi abuela. Que explica ese cambio?  Creo que sólo la fidelidad al corazón humano, de cualquier ser humano que en su compás descubre que únicamente el amor permite el diálogo, que sólo el amor nos permite descubrirnos iguales! Que sólo el amor nos permite mirarnos en nuestra esencia! solo el amor fue capaz de regalarme el calor de alguien que antes me odiaba!  Sólo el amor permitió que saliera con vida aquella noche! ... Esta historia continuará!...